Las derechas votaron en el pleno del Congreso contra la posibilidad de debatir siquiera la reducción legal de la jornada laboral. El Partido Popular, Vox y Junts, ensayaron discursos para intentar justificar sus verdaderos intereses de clase, de la clase que los financia y la que mueve sus hilos.
Pero si la alianza derechista votó, como siempre, contra la clase trabajadora - clase que incomprensiblemente les vota -, también votó contra las mujeres porque, no nos engañemos, los sectores de servicio y de producción en los que la mujer es la principal fuerza de trabajo, los salarios, las condiciones y las jornadas laborales son las peores del panorama español.
LimpiadorAs, cuidadorAs, dependientAs, cajerAs, camarerAs de hotel, trabajadorAs del hogar,…, son quienes tienen peores convenios. Son quienes cobran salarios mínimos, son quienes tienen más contratos a tiempo parcial no fruto de la voluntariedad sino de la organización empresarial basada en conseguir márgenes de beneficios de la mano de obra empleada y son, además, quienes tienen menos capacidad de negociación frente a sus empleadores.
Según ha calculado el Gobierno, la medida de reducir la jornada ordinaria de 40 a 37,5 horas semanales, sin merma salarial, beneficiaría a más de 12 millones de trabajadores del sector privado.
Otra reflexión necesaria sobre la jornada laboral de los sectores feminizados: ¿cómo puede una cuidadorA o una limpiadorA trabajar 8 horas diarias en las duras condiciones de sus respectivos trabajos? Y menos teniendo que hacer unas horas aquí, otras allá y el resto acullá. La respuesta es: NO SE PUEDE. Eso sin contar que seguramente les espera su otro trabajo a jornada completa: la casa, la familia.
Según el Instituto Nacional de Estadística, hay más de 2,8 millones de ocupados con jornada parcial en España (dato del segundo trimestre de 2023), de los cuales cerca del 73 % son mujeres y el 27 % hombres. Según la misma fuente, en mujeres de 15-64 años que trabajan a tiempo parcial, los motivos más frecuentes son no encontrar empleo de jornada completa (46,0 %) y cuidado de menores o de personas dependientes, enfermas o mayores (17,4 %).
Por eso, una reducción de jornada laboral no es solo una mejora de las condiciones laborales, sino que en muchos casos (trabajadores a tiempo parcial) implicará un incremento salarial porque aumentará el porcentaje de horas de trabajo respecto a la jornada completa. Salud laboral, mejora salarial en muchos, conciliación y perspectiva de género en las políticas de empleo.
Los efectos de la reducción de jornada laboral tendrá los mismos destinatarios que tuvieron los sucesivos incrementos del salario mínimo interprofesional (SMI)) en los últimos años y la reforma laboral que limitó drásticamente la contratación temporal: mujeres, jóvenes y colectivos más vulnerables.
Querídisimos votantes de las derechas, habéis votado contra la clase trabajadora y habéis votado contra las mujeres… otra vez.
[ artículo publicado inicialmente en la revista L'Endavant ]
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