28 septiembre 2014

No hay soberanía sin derechos sociales

Según la encuesta de población activa, la tasa de paro en Catalunya en el segundo semestre del año es superior al 20%.

El poder adquisitivo de los catalanes ha caído un 5,9% desde el año 2008.

Más de 20.000 jóvenes catalanes han emigrado al extranjero desde 2009.

La Generalitat está reduciendo año tras año desde 2011 las ayudas a la dependencia.

La Generalitat está recortando partidas y recursos humanos en Educación.

La Generalitat está recortando partidas y recursos en Sanidad.

La Generalitat lleva desde 2011 asfixiando a las administraciones locales con sus impagos de las subvenciones destinadas a escuelas de 0-3 años, residencias de la tercera edad, escuelas de música, planes de obras y servicios, etc.

Hay miles de familias desahuciadas de sus viviendas, miles de familias que no pueden pagar los suministros de agua, luz o gas.

Hay niños malnutridos.

Miles de pequeños comerciantes y empresarios que han bajado sus persianas.

Miles de personas buscando en los contenedores de basura.

Pero en este país, hay sectores de la izquierda (teóricamente no nacionalista) que gastan energías en que se haga la consulta del 9 de noviembre.

Por una Catalunya social. Por un país abierto y plural.

No hay soberanía sin derechos sociales. Lo primero es lo primero.

26 septiembre 2014

150 años de internacionalismo de la clase trabajadora

En estos días donde se habla más de nacionalismos que de internacionalismo, de derechos nacionales que de derechos sociales, es oportuno recordar que en Londres, hace ciento cincuenta años, el 28 de septiembre de 1864, organizaciones sindicalistas, socialistas y anarquistas, de diferentes países europeos, fundaron la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), que ha pasado a la historia también como “Primera Internacional”.

Algunas cosas no han cambiado en este tiempo. Las clases populares siguen sin derechos en muchas partes del mundo; los poderes fácticos siguen utilizando a los trabajadores como carne de cañón en sus guerras de banderas; la religión sigue siendo droga dura, alucinógena, para muchos pueblos; la izquierda sigue debatiéndose entre socialismo transformador o revolución social y, en fin, a este paso, pronto nos veremos reivindicando trabajo y salarios dignos, la jornada de 8 horas, los seguros sociales y las prestaciones por desempleo. (Es broma: eso no pasará... porque ya está pasando).

12 septiembre 2014

Amb V de Veritat

Primer de tot felicito a les persones i organitzacions per la mobilització d’ahir a Barcelona amb motiu de la Diada. La “V” va ser un èxit i la demostració clara de la voluntat d’una part important de la ciutadania catalana a favor de... – no ens fem trampes al solitari – a favor de la independència i no pas a favor d’una consulta.

Aquesta és la veritat. El procés encetat a partir de la sentència del TC contra l’Estatut d’Autonomia, s’anomena, amb tots els ets i uts: procés sobiranista, i no procés consultiu.

Tot l’aparell institucional i propagandístic de Catalunya està fent campanya per la independència i no per la consulta. A penes si deixen espais marginals per a les discrepàncies. Això sí, convenientment etiquetats els discrepants d’anticatalans: unionistes.

Però si fins i tots n’hi ha un Consell per a la Transició Nacional sense esperar el resultat de la consulta!

Els que estan a favor d’aquesta consulta, diuen que lo més democràtic és preguntar als catalans què volem, titllant-nos poc menys que antidemocràtics als que opinem que tot aquest procés està muntat únicament per assolir la independència i que no reuneix les mínimes garanties legals i de participació plural. 

En aquesta línia també estan els sectors crítics del PSC (o ex del PSC), ICV-IU, Unió, CCOO i UGT, que donen a entendre que estar a favor de la consulta no prejutja el seu posicionament final pel SÍ-SÍ o pel SÍ-NO. ¿De debò en aquest procés algú del bloc del 1) SÍ s'atrevirà a fer campanya pel 2) NO?  Si us plau!!! Diguem la veritat.

Sembla inútil reiterar, en aquesta conjuntura de blanc o negre, de borbònics o austriacistes, d’hutus o tutsis, que els ciutadans i ciutadanes de Catalunya ens mereixem una consulta, com la d’Escòcia o el Quebec, pactada amb l’Estat, legal i, sobretot, consensuada entre tots nosaltres i veritablement lliure, on totes les opcions siguin respectades.


Estic d’acord amb la consulta i amb la “V”, però amb la la V de Veritat.

10 septiembre 2014

Mi Diada

Todos los pueblos y las naciones son un aluvión formado por los sedimentos de otros pueblos, de otras gentes, que en el transcurso de los tiempos han ido dejando su poso.

Catalunya es una nación de gentes que - como dice la canción de Llach - “venim del Nord, venim del Sud, de terra endins, de mar enllà”. 

Catalunya es una sociedad abierta, plural y tolerante.

Catalunya es progreso, es trabajo, es solidaridad.

Como socialista, nada es tan fácil como identificarse con esos valores compartidos que simbolizan la nación catalana.

Esa nación, con sus valores, que no se quedó en las trincheras del 11 de septiembre de 1714 como pretende la propaganda institucional. Propaganda que quiere convertir los últimos 300 años en un paréntesis, en una simple y falsa dialéctica Catalunya-España. 

¡Como si no hubieran ocurrido tantas cosas desde entonces! Entre ellas, todas las que nos han traído hasta aquí y nos permiten vivir en una sociedad, hasta ahora abierta, en la que cada cual puede vivir su propia identidad sin necesidad de que se la impongan ni de imponérsela a los demás.

Mi Diada, la única que puedo celebrar, es esa que reivindica los valores del catalanismo de base popular y que está más cerca de lo que simboliza el Primero de Mayo que el San José Obrero, más cerca de lo que simboliza el 6 de diciembre que el 12 de octubre.

Mi Diada es a la que se sumó el movimiento obrero y la izquierda en la transición, cuando reclamaba a la vez e indivisiblemente, libertades y derechos individuales, sociales y nacionales, encarnada en el lema de “Llibertat, Amnistia i Estatut d’Autonomia”. 

Mi Diada es la de la reivindicación de trabajo y salarios justos, de la reivindicación de servicios públicos universales y de calidad, de la reivindicación de una sociedad más justa y con mayor igualdad de oportunidades.