13 septiembre 2015

La vía escocesa

Escocia celebró un referéndum en 1979 para aprobar un estatuto de autonomía y la restauración de su parlamento, abolido - igual que el parlamento inglés - después de la unión con Inglaterra en 1707.

El resultado del referéndum fue negativo para los intereses nacionalistas. Veinte años después, en 1997, el pueblo escocés fue convocado de nuevo a las urnas con las mismas premisas: autonomía y parlamento propio. Esta vez sí triunfó el SÍ y el parlamento escocés se constituyó en 1998 (Scottland Act) negociada con el gobierno laborista de Tony Blair.
 
El Parlamento escocés inició formalmente, en 2007, conversaciones con el gobierno de Londres para la realización de un nuevo referéndum. Finalmente la consulta se pactó para 2014 y se llevó a cabo el 18 de septiembre de ese año, con el resultado favorable a la continuidad de Escocia en la Unión.

Esta es la vía escocesa: negociación de años, recuperación de instituciones propias, pacto con el Estado, referéndum previsto a años vista y libertad de expresión e igualdad de oportunidades para los partidarios del SÍ y del NO.
 
¿Hay una nueva profecía maya de fin del mundo de la cual no nos hemos enterado y que hace urgente e inevitable la ruptura con España?
 
¿Alguien se cree que los pactos que dieron fruto a la Constitución, con partidos que incluso eran ilegales unos meses antes, fueron fáciles y surgieron por generación espontánea?
 
La vía escocesa, como su whiskey, requiere tiempo y mucho oficio.

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