
Como no podría ser de otra
manera, respeto también a quienes se sienten más españoles que catalanes, tan
españoles como catalanes o a los que simplemente ya les está bien el actual modelo
territorial y competencial.
Es el mismo respeto que pido para
quienes, como yo, aspira a un modelo federal para Catalunya, de base
municipalista, plenamente integrado en una Europa de las personas, los pueblos
y las naciones.
Pero sobretodo, me gustaría
seguir conviviendo con naturalidad, con unos y con otros. Porque la grandeza de
Catalunya es que ha sido, es y – espero – seguirá siendo, un país abierto y plural.
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